Desde 1970, la pintora y grabadora Dotty ATTIE (Pennsauken, New Jersey, 1938) ha expuesto su obra en museos y galerías de todo el mundo. Habiendo disfrutado de una cierta relevancia durante los años 60, su trabajo alcanzó proyección internacional a partir de su incorporación como cofundadora y artista al proyecto cooperativo A.I.R., una galería sin ánimo de lucro pionera en su dedicación exclusiva al arte femenino. Attie colaboró en la elección del espacio expositivo y en el reclutamiento de creadoras y realizó su primera exposición individual en este ámbito en 1972. Posteriormente, contribuyó a fortalecer la presencia internacional de la galería, promoviendo su internacionalización con shows en París, Israel y Japón.
Mientras continuaba siendo miembro de A.I.R, Attie empezó a consolidar su personal estilo, que ha preservado una sólida coherencia a lo largo de su carrera. Su trabajo propone la deconstrucción de imágenes del archivo histórico (antiguos maestros de la pintura y fotografías en blanco y negro de principios del siglo XX), con frecuencia acompañadas de textos a través de los cuales se desarrolla una narrativa. Varias de sus obras incorporan pequeñas reproducciones de autores, en determinadas ocasiones tan relevantes como Caravaggio, Gustave Courbet, Thomas Eakins e Ingres. Algunas de las imágenes, extraídas de archivos previos, aportan perspectivas que contribuyen a resaltar características que habían pasado inadvertidas hasta entonces. Esta peculiaridad contribuye a crear diferentes efectos de escala que, al conjugarse con pequeños fragmentos de texto, otorgan al conjunto un carácter cinematográfico. Pese a la sintaxis que conecta texto e imágenes, la ausencia de una narrativa definida permite al público rellenar los huecos que la artista deja al arbitrio del “lector”. Por otro lado, sus pinturas de paneles múltiples exploran las representaciones del cuerpo en la historia del arte y ponen de relieve los prejuicios de género en ese contexto. En virtud de las ocasiones en que ha repintado minuciosamente obras famosas, si bien fragmentadas o sometidas a otro tipo de modificaciones, su trabajo remite a los conceptos de originalidad y reproducción.
La obra de Dooty Attie ha sido definida con frecuencia en relación con su condición de feminista. Tal como la artista observa, el significado del feminismo no es otro que “la supresión de las barreras entre lo que una mujer elige hacer y lo que es aceptable desde el punto de vista de la sociedad y de los estándares familiares”. Su trabajo da testimonio de este ideal, a menudo manipulando imágenes de mujeres que acentúan su vulnerabilidad en el seno de representaciones de naturaleza sexual.
Entre muchas otras, la pintura de Attie forma parte de las colecciones del Museum of Modern Art; el Whitney Museum of American Art y el Brooklyn Museum. Además de los numerosos reconocimientos que ha recibido en el contexto artístico, en particular su elección como miembro de la National Academy en 2013, Attie goza del raro privilegio de haber dado nombre al cuarteto de rock Dottie Attie, formado mujeres residentes en Oregon (Canadá) en 2013.
Attie vive y trabaja en New York City, y exhibe su obra en la PPOW Gallery.
Mientras continuaba siendo miembro de A.I.R, Attie empezó a consolidar su personal estilo, que ha preservado una sólida coherencia a lo largo de su carrera. Su trabajo propone la deconstrucción de imágenes del archivo histórico (antiguos maestros de la pintura y fotografías en blanco y negro de principios del siglo XX), con frecuencia acompañadas de textos a través de los cuales se desarrolla una narrativa. Varias de sus obras incorporan pequeñas reproducciones de autores, en determinadas ocasiones tan relevantes como Caravaggio, Gustave Courbet, Thomas Eakins e Ingres. Algunas de las imágenes, extraídas de archivos previos, aportan perspectivas que contribuyen a resaltar características que habían pasado inadvertidas hasta entonces. Esta peculiaridad contribuye a crear diferentes efectos de escala que, al conjugarse con pequeños fragmentos de texto, otorgan al conjunto un carácter cinematográfico. Pese a la sintaxis que conecta texto e imágenes, la ausencia de una narrativa definida permite al público rellenar los huecos que la artista deja al arbitrio del “lector”. Por otro lado, sus pinturas de paneles múltiples exploran las representaciones del cuerpo en la historia del arte y ponen de relieve los prejuicios de género en ese contexto. En virtud de las ocasiones en que ha repintado minuciosamente obras famosas, si bien fragmentadas o sometidas a otro tipo de modificaciones, su trabajo remite a los conceptos de originalidad y reproducción.
La obra de Dooty Attie ha sido definida con frecuencia en relación con su condición de feminista. Tal como la artista observa, el significado del feminismo no es otro que “la supresión de las barreras entre lo que una mujer elige hacer y lo que es aceptable desde el punto de vista de la sociedad y de los estándares familiares”. Su trabajo da testimonio de este ideal, a menudo manipulando imágenes de mujeres que acentúan su vulnerabilidad en el seno de representaciones de naturaleza sexual.
Entre muchas otras, la pintura de Attie forma parte de las colecciones del Museum of Modern Art; el Whitney Museum of American Art y el Brooklyn Museum. Además de los numerosos reconocimientos que ha recibido en el contexto artístico, en particular su elección como miembro de la National Academy en 2013, Attie goza del raro privilegio de haber dado nombre al cuarteto de rock Dottie Attie, formado mujeres residentes en Oregon (Canadá) en 2013.
Attie vive y trabaja en New York City, y exhibe su obra en la PPOW Gallery.