Molimo es el trío de improvisadoras formado por Chefa ALONSO, saxo soprano, kechapi, percusión menuda, Barbara MEYER, chelo, y Cova VILLEGAS, voz.
Han colaborado, desde hace más de veinte años, en proyectos interdisciplinares con artistas de muy variadas disciplinas como el teatro, la danza, la poesía, el circo y las artes plásticas, participando en programaciones de Festivales Internacionales de Improvisación: Hurta Cordel (Madrid); Imaxina Son (Vigo); WIM (Festival de Improvisación de Zug, Suiza); Festival de Improvisación de Bucarest (Rumanía); en Festivales de Danza: Madrid en Danza (Madrid); Situaciones (Cuenca); de Arte y Poesía: Poésie Dans Les Chais (Francia); Nombrando el porvenir (MUSAC, León); en diferentes programaciones culturales como Escena Contemporánea (Madrid) y en distintos Institutos Cervantes y Centros Culturales de España en Latinoamérica.
Las tres forman parte de la Orquesta Carníval, proyecto de Chefa Alonso que aúna la improvisación (con y sin conducción) y la composición previa, para integrar con un espíritu salvaje la música de circo, el free jazz, la música electrónica y experimental, el sonido contemporáneo, la poesía, la danza.
El "molimo", canción de la selva, es una música que cantan los bambuti en sus rituales. En ocasiones, se confunde con el sonido de los grillos, las ranas y las aves nocturnas; su sonido se funde con el del bosque. Es libre y misterioso, viene de lejos. Viaja por la selva, aparece y desaparece sin dejarse nunca aprisionar.
Molimo sustenta su trabajo en la confianza y experiencia en la improvisación libre, poniendo de relieve la visibilidad del sonido, de la música haciéndose a la vista, desarrollando estrategias de escucha y propuestas compositivas en el aquí y ahora e invitando a la audiencia a viajar por diferentes paisajes sonoros que cada cual hace propios. Las componentes de Molimo juegan con el encuentro y el desencuentro provocados o azarosos; sus rupturas, fugas, diálogos, así como la interacción con el lugar y la audiencia, forman parte de sus performances. En su trabajo caben todas las músicas, todos los modos del poema, los imaginarios de una vida y un arte en continua muda, de un viaje perpetuo. La música de Molimo, sin estructuras previas, sin preacuerdos, deviene composición en tiempo real que se basa en la escucha del otro y en el hallazgo instantáneo. Se trata de una búsqueda elaborada, de un descubrimiento atento a las posibilidades sonoras y creativas de cada momento.
Las tres creadoras basan su estrategia y entrenamiento en la escucha, en la recepción de lo dicho y oído, en la toma de decisiones personales que provocarán un protagonismo solista o coral, o bien una muestra de ausencia y silencio. La arquitectura de los materiales sonoros elegidos en cada momento se irá construyendo durante el propio encuentro y nunca se repetirá. Lo que buscas aparece disfrazado de casualidad. Hay que saber reconocer e identificar el objeto de esa búsqueda cuando pasa por tu lado, más que ser un perseverante y activo buscador de oro. Una mirada, una sonrisa, el charco que espera el regocijo del niño, el sonido cotidiano de una puerta que se abre, cualquier cosa puede ser el aviso que esperabas, el acicate que necesitas. Poner la atención en lo que quieres como sin querer.
Han colaborado, desde hace más de veinte años, en proyectos interdisciplinares con artistas de muy variadas disciplinas como el teatro, la danza, la poesía, el circo y las artes plásticas, participando en programaciones de Festivales Internacionales de Improvisación: Hurta Cordel (Madrid); Imaxina Son (Vigo); WIM (Festival de Improvisación de Zug, Suiza); Festival de Improvisación de Bucarest (Rumanía); en Festivales de Danza: Madrid en Danza (Madrid); Situaciones (Cuenca); de Arte y Poesía: Poésie Dans Les Chais (Francia); Nombrando el porvenir (MUSAC, León); en diferentes programaciones culturales como Escena Contemporánea (Madrid) y en distintos Institutos Cervantes y Centros Culturales de España en Latinoamérica.
Las tres forman parte de la Orquesta Carníval, proyecto de Chefa Alonso que aúna la improvisación (con y sin conducción) y la composición previa, para integrar con un espíritu salvaje la música de circo, el free jazz, la música electrónica y experimental, el sonido contemporáneo, la poesía, la danza.
El "molimo", canción de la selva, es una música que cantan los bambuti en sus rituales. En ocasiones, se confunde con el sonido de los grillos, las ranas y las aves nocturnas; su sonido se funde con el del bosque. Es libre y misterioso, viene de lejos. Viaja por la selva, aparece y desaparece sin dejarse nunca aprisionar.
Molimo sustenta su trabajo en la confianza y experiencia en la improvisación libre, poniendo de relieve la visibilidad del sonido, de la música haciéndose a la vista, desarrollando estrategias de escucha y propuestas compositivas en el aquí y ahora e invitando a la audiencia a viajar por diferentes paisajes sonoros que cada cual hace propios. Las componentes de Molimo juegan con el encuentro y el desencuentro provocados o azarosos; sus rupturas, fugas, diálogos, así como la interacción con el lugar y la audiencia, forman parte de sus performances. En su trabajo caben todas las músicas, todos los modos del poema, los imaginarios de una vida y un arte en continua muda, de un viaje perpetuo. La música de Molimo, sin estructuras previas, sin preacuerdos, deviene composición en tiempo real que se basa en la escucha del otro y en el hallazgo instantáneo. Se trata de una búsqueda elaborada, de un descubrimiento atento a las posibilidades sonoras y creativas de cada momento.
Las tres creadoras basan su estrategia y entrenamiento en la escucha, en la recepción de lo dicho y oído, en la toma de decisiones personales que provocarán un protagonismo solista o coral, o bien una muestra de ausencia y silencio. La arquitectura de los materiales sonoros elegidos en cada momento se irá construyendo durante el propio encuentro y nunca se repetirá. Lo que buscas aparece disfrazado de casualidad. Hay que saber reconocer e identificar el objeto de esa búsqueda cuando pasa por tu lado, más que ser un perseverante y activo buscador de oro. Una mirada, una sonrisa, el charco que espera el regocijo del niño, el sonido cotidiano de una puerta que se abre, cualquier cosa puede ser el aviso que esperabas, el acicate que necesitas. Poner la atención en lo que quieres como sin querer.