Nacida en La Habana (1968), Tania BRUGUERA cursó estudios es la Escuela Elemental de Artes Plásticas 20 de Octubre y en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Instalada en Chicago obtuvo un máster en performance en la School of the Art Institute of Chicago, donde ejerció como profesora entre 2003 y 2010.
Tania Bruguera utiliza la performance, la acción, la instalación, el vídeo y una amplia variedad de medios para analizar la naturaleza y los efectos del poder económico y político sobre los individuos y las poblaciones más vulnerables. De base conceptual, su interés no se centra en la idea sino en su capacidad para movilizar la crítica y el cambio social en el seno de una poética expandida que requiere de múltiples coautores y que la propia artista califica de “arte útil”. “Como artista he estado investigando las formas en que el Arte puede aplicarse a la vida política cotidiana, no sólo como dispositivo de autorreflexión, sino como una manera de generar e instalar modelos de interacciones sociales capaces de brindar nuevas formas de relacionarse con la utopía. (…) “En mi obra presento varias modalidades de delegación de autoría. No sólo se negocia con el público la responsabilidad de la obra en función de su documentación o terminación, sino que en ocasiones se le pide al público que cree la obra él mismo.”
Desde sus primeras intervenciones en los 90, en el contexto de la dictadura castrista, es patente su interés por poner de relieve la opresión del sistema y la fatalidad de las fronteras, motivo que renacerá con fuerza en su obra posterior. El peso de la culpa (1997-99), en la que la artista ingería tierra en una rememoración sobrecogedora del suicidio de los indígenas cubanos que se dieron muerte al no poder hacer frente a la ocupación española, es uno de los trabajos más emblemáticos de esa época. Sin título, presentada por primera vez en La Habana (2000) se desarrollaba en el seno de un túnel asfixiante en el que el público se veía obligado a caminar a oscuras sobre un suelo de caña de azúcar, contemplando, al fondo, en un pequeño monitor, la imagen triunfal de Fidel Castro. Su carácter intensamente revulsivo hizo que la instalación permaneciera abierta un único día. Reeditada en Kassel (2002), Moscú (2007), Bogotá (2009), Palestina (2010) y la Bienal de Venecia (2015), Sín título no ha dejado de poner de relieve la humillación de los sometidos en distintos contextos.
Desarrollado entre 2002 y 2009, Cátedra de arte de la conducta surge como un proyecto de arte público dirigido a crear un espacio de formación alterna al sistema de estudios de arte en la sociedad cubana contemporánea. Definido como una obra “site y policital-time specific”, creaba un modelo pedagógico que intentaba suplir las carencias de espacios cívicos de discusión, analizando las tiranías del poder y potenciando la implicación del público y la exploración de las relaciones entre arte y contexto. Como testimonio de esta indagación, en 2008 introdujo dos policías a caballo en el Turbine Hall del Tate Modern, suscitando la sumisión del público ante la represión de la autoridad e instándolo a reflexionar acerca de su respuesta. Creada para la X Bienal de La Habana, El susurro de Tatlin #6 (2009) invitó a la gente a hablar libremente durante un minuto en un podio elevado, otorgándoles la libertad de que no gozan en el seno de un régimen totalitario. La reedición de esta performance en 2015 en La Habana provocaría el arresto de la artista.
En 2010, Bruguera creo el Immigrant Movement International (IMI), un ambicioso proyecto que facilita diferentes servicios a los inmigrantes y explora el rendimiento del arte conceptual sobre la arena existencial de la exclusión y la marginación social. Fiel a su práctica dialógica y socialmente comprometida, Bruguera ha cedido la apropiación requerida desde las bases conceptuales de RE-ACTION a los niños integrados en los talleres de arte impartidos por el IMI en New York.
Viajera incansable, Bruguera ha expuesto en relevantes espacios artísticos internacionales y ha recibido, entre otros, la Beca Guggenheim, el Meadows Prize (Dallas, USA) y el Premio Príncipe Claus.
Tania Bruguera vive y trabaja entre La Habana y Queens (NY).
Tania Bruguera utiliza la performance, la acción, la instalación, el vídeo y una amplia variedad de medios para analizar la naturaleza y los efectos del poder económico y político sobre los individuos y las poblaciones más vulnerables. De base conceptual, su interés no se centra en la idea sino en su capacidad para movilizar la crítica y el cambio social en el seno de una poética expandida que requiere de múltiples coautores y que la propia artista califica de “arte útil”. “Como artista he estado investigando las formas en que el Arte puede aplicarse a la vida política cotidiana, no sólo como dispositivo de autorreflexión, sino como una manera de generar e instalar modelos de interacciones sociales capaces de brindar nuevas formas de relacionarse con la utopía. (…) “En mi obra presento varias modalidades de delegación de autoría. No sólo se negocia con el público la responsabilidad de la obra en función de su documentación o terminación, sino que en ocasiones se le pide al público que cree la obra él mismo.”
Desde sus primeras intervenciones en los 90, en el contexto de la dictadura castrista, es patente su interés por poner de relieve la opresión del sistema y la fatalidad de las fronteras, motivo que renacerá con fuerza en su obra posterior. El peso de la culpa (1997-99), en la que la artista ingería tierra en una rememoración sobrecogedora del suicidio de los indígenas cubanos que se dieron muerte al no poder hacer frente a la ocupación española, es uno de los trabajos más emblemáticos de esa época. Sin título, presentada por primera vez en La Habana (2000) se desarrollaba en el seno de un túnel asfixiante en el que el público se veía obligado a caminar a oscuras sobre un suelo de caña de azúcar, contemplando, al fondo, en un pequeño monitor, la imagen triunfal de Fidel Castro. Su carácter intensamente revulsivo hizo que la instalación permaneciera abierta un único día. Reeditada en Kassel (2002), Moscú (2007), Bogotá (2009), Palestina (2010) y la Bienal de Venecia (2015), Sín título no ha dejado de poner de relieve la humillación de los sometidos en distintos contextos.
Desarrollado entre 2002 y 2009, Cátedra de arte de la conducta surge como un proyecto de arte público dirigido a crear un espacio de formación alterna al sistema de estudios de arte en la sociedad cubana contemporánea. Definido como una obra “site y policital-time specific”, creaba un modelo pedagógico que intentaba suplir las carencias de espacios cívicos de discusión, analizando las tiranías del poder y potenciando la implicación del público y la exploración de las relaciones entre arte y contexto. Como testimonio de esta indagación, en 2008 introdujo dos policías a caballo en el Turbine Hall del Tate Modern, suscitando la sumisión del público ante la represión de la autoridad e instándolo a reflexionar acerca de su respuesta. Creada para la X Bienal de La Habana, El susurro de Tatlin #6 (2009) invitó a la gente a hablar libremente durante un minuto en un podio elevado, otorgándoles la libertad de que no gozan en el seno de un régimen totalitario. La reedición de esta performance en 2015 en La Habana provocaría el arresto de la artista.
En 2010, Bruguera creo el Immigrant Movement International (IMI), un ambicioso proyecto que facilita diferentes servicios a los inmigrantes y explora el rendimiento del arte conceptual sobre la arena existencial de la exclusión y la marginación social. Fiel a su práctica dialógica y socialmente comprometida, Bruguera ha cedido la apropiación requerida desde las bases conceptuales de RE-ACTION a los niños integrados en los talleres de arte impartidos por el IMI en New York.
Viajera incansable, Bruguera ha expuesto en relevantes espacios artísticos internacionales y ha recibido, entre otros, la Beca Guggenheim, el Meadows Prize (Dallas, USA) y el Premio Príncipe Claus.
Tania Bruguera vive y trabaja entre La Habana y Queens (NY).